viernes, 17 de febrero de 2012

Temple al huevo



El temple al huevo es un procedimiento complejo y delicado, que requiere paciencia y orden...dos cualidades de las cuales carezco completamente.

Para este trabajo necesitamos la yema de un huevo (bien separada de la clara), aceite de linaza y agua destilada (cantidad: un poco menos de la mitad de una cáscara del huevo). Estos tres "ingredientes" se mezclan y nos saldrá un liquido que usaremos para mezclar con los pigmentos en polvo y conseguir pintura.
Según la cantdad de este líquido que echemos a la pintura esta saldrá más líquida o menos, permitiendo así hacer más veladuras (capas más transparentes) o menos.
Es importante que si en la mezcla original usamos yema, aceite y agua destilada, continuemos con esta mezcla hasta el final, sino, el cuadro podría estropearse, y la nueva capa que demos comerse a la anterior.

Además de el problema de la limpieza, yo tuve un problema añadido: hice el encaje mal. Esto me llevó a que, estando a putno de acabar el cuadro, tuviera que borrarlo para empezar de nuevo, aunque la verdad es que no me arrepiento de haberlo hecho, ya que la mejoría fue notable.
Lo bueno de esta técnica, en mi opinión, es que si le echas más pigmento que huevo, la pintura queda "en la superficie", de modo que puedes con el dedo arrastrarla y mezclarla con otros colores, consiguiendo un efecto emborronado muy chulo, cosa que con los acrílicos no se puede hacer.

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